EL MONASTERIO TROGLODITICO
El conjunto de lugares monasterios y ermitas de San Juan de la Peña en la provincia de Huesca y no lejos de Jaca, constituye sin lugar a dudas uno de los lugares míticos y sagrados más interesantes del norte de España; además es estación obligada de los peregrinos camino a Santiago. A mi juicio la relevancia del conjunto posee dos dominadores: el telurismo unido a la estética del paraje y la significación de su arte románico lleno de simbolismo y espiritualidad. Es pues correcta la definición que Miguel de Unamuno hizo del lugar :” la boca de un universo de peñascos espirituales revestidos de un mundo de leyenda”.
Las más antiguas edificaciones del monasterio se hallan construidas aprovechando cuevas y oquedades de la montaña prepirenaica, cuevas que se forman en la ladera de una sierra cortada a pico producto en el Oligoceno de la erosión provocada en las rocas por caudalosos ríos. De esta forma en la sierra se forman los llamados “clastos” o roquedos compuestos por conglomerado fluvial, y que moldean balcones o terrazas en los despeñaderos de la sierra. El monte donde se halla ubicado el monasterio recibe el nombre ancestral de Monte Pano, lo que ya apunta a un lugar de culto anterior al cristianismo, un lugar dedicado quizás al dios Pan de carácter pagano.
En sus orígenes en la época visigótica es decir en torno al año 750 encontramos la leyenda de su fundación referida a Voto y su hermano Félix dos jóvenes aristocráticos aficionadas a la caza que por primera vez descubren lo que se esconde bajo estas imponentes peñas. La tradición legendaria nos dice que fue Voto el que persiguiendo una pieza a caballo y no advirtiendo el precipicio cayo al vacío con su corcel en uno de estos farallones y al sentirse en el aire se encomendó mentalmente a San Juan Bautista. Voto sobrevivió milagrosamente a la caída y fue a parar a uno de esos balcones en donde encontró una ermita dedicada sorprendentemente a San Juan Bautista que había sido habitada por un primer ermitaño llamado Juan de Atarés. Voto y más tarde su hermano Félix quedaron subyugados por la belleza y lo sobrenatural del lugar y fueron los primeros ermitaños del lugar, y a partir de aquí los primeros ermitaños registran siempre aspectos sobrenaturales en dicho lugar. Será finalmente el rey Sancho Ramírez quien dará el último impulso para que el fenómeno eremítico acabe convirtiéndose en el Monasterio benedictino.
Esta leyenda, sin duda llena de religiosidad a veces rozando la exageración en aras de proselitismo, no nos debe de apartar del núcleo central del origen de San Juan de la Peña: consiste en una sierra en donde se celebraba un antiguo culto y en una naturaleza en donde la vida en comunión y armonía con la misma, abren las puertas a los ermitaños al descubrimiento del mundo telúrico y paranormal que atesora en su interior el paraje. Si pensamos por un momento en los ejercicios chamánicos de culturas como la Tolteca, cuyo culminación es el salto desde una sierra al vacío y el dominio de la mente en este salto y el aterrizaje incólume, veremos que incluso esos aspectos tan fantásticos de la leyenda pueden tener explicación coherente.
EL MISTERIO DEL ARTE ROMÁNICO
El arte románico heredero en parte del arte visigodo y mozárabe constituye uno de los patrimonios más preciados del norte de España pero a la vez uno de los misterios más sorprendentes. Los estudios académicos nos dicen que es un arte procedente de Europa, de Francia y del norte de Italia, pero lo cierto es que el románico aragonés y el catalán en especial poseen una serie de rasgos peculiares que entroncan con la evolución del arte visigodo anterior y sobre todo mozárabe que no se da en Europa.
San Juan de la Peña es una de las grandes catedrales del románico español, en especial el claustro románico con las escenas bíblicas realizadas por el misterioso Maestre de San Juan de la Peña. Para entender que significa el arte románico hay que sumergirnos en la historia regional de la zona de la alta y baja edad media. Brevemente diremos que en las iglesias románicas no sólo encontramos mensajes y símbolos cristianos romanos, sino que en gran parte en el románico se nos hace patente toda una serie de símbolos y mitos que pertenecen más bien a una síntesis entre la antigua religión y nuevas ideas cristianas interpretadas por cátaros, priscilianos, arrianos y gnósticos e incluso maniqueos. En la interpretación del viejo y nuevo testamento por los artistas románicos se expresa lo que expertos como D. Rudloff ha denominado “la antigua conciencia en imágenes”, una conciencia no meramente lógico-racional sino una cosmovisión que es capaz de expresar la realidad de una forma emocional uniendo las contradicciones lógicas y abriendo nuestra comprensión hacia lo oculto. Los seres fantásticos, los mándalas del Pancreator, el Jesús grialico, los monstruos hercúleos, todo esa simbología responde a una concepción del cristianismo que recoge los ritos iniciaticos y la espiritualidad de la antigua religión. Sin un conocimiento de la significación de esos mitos y leyendas el románica permanecerá lejos de nuestra comprensión.
Por ejemplo en San Juan de la Peña encontramos en uno de los capiteles del claustro románico la figura de un animal mitológico denominado Grifo. En la mística medieval el Grifo que constituye una simbiosis entre el león y el águila, ya aparece en el arte minoico y el oriental, implica la contemplación mística de Dios, y más tarde del mismo Cristo. Cuando aparece en doble imagen significa de forma encriptada la intensificación del mensaje espiritual del hombre que aspira a unirse con Cristo. Debemos recordar que en la época del románico los libros para los monjes eran los capitales y en ellos se grababa no sólo esnecas de la Biblia sino una determinada interpretación de la misma. .Por ejemplo en el capitel 17 que se muestra la ultima cena, el cáliz sobre la mesa tiene una posición central lo que nos lleva al tema del Santo Grial.
EL SANTO GRIAL

San Juan de la Peña se halla intrínsicamente ligado a la búsqueda del Santo Grial, uno de los grandes objetos místicos de la edad media, objetivo que para nosotros hoy en día parece difícilmente comprensible. La temática del Grial o copa de la última cena, y luego utilizado como cáliz para obtener la sangre de Cristo por José de Arimatea tiene un trasfondo histórico indudable. El papa Sixtino II habría recibido en Césarea dicho cáliz y tenía por diacono y secretario a Lorenzo un aragónes. Sixtino fue uno de los últimos papas gnósticos y tenía como amigo personal a Orígenes que admitía la reencarnación en el cristianismo. Sixtino fue asesinado en 254 por el emperador Valeriano, pero los secuaces no pudieron encontrar el Grial ya que Lorenzo lo llevó a su patria a Huesca y como sabemos Lorenzo murió mártir en 258 asado en una parrilla. En principio le cáliz estuvo en manos visigodas pero ante la invasión árabe fue escondido en las peñas de San Juan de la Peña. No está claro si luego fue llevado hacia Occitania porque los cataros aseguraron haberlo custodiado en Montsegur, lo cierto es que finalmente retornó a España y posiblemente el original se encuentre en Valencia donde todavía hoy está expuesto.
Sobre estos hechos algunos históricos y otros dudosos, construyeron varios poetas mediavales como Chretien de Troyes, W. von Eschenbach y Boron la literatura sobre el grial uniéndola con el ciclo artúrico. La obra en donde hay más reseñas históricas sobre este tema es el Perceval de Eschenbach, trovador que da detalles en su obra de las regiones del Grial y su castillo , indicando que el grial se encuentra allende los Pirineos custodiado por monjes guerreros , el trovador del libro Kyot parece un nombre catalán-aragones e incluso se ha especulado con la posibilidad que el rey Amfortas del grial fuese Alfonso el Batallador.
Pero lo esencial de la tradición del Grial es el contenido y la intención de esa leyenda. La búsqueda del Grial pertenece a la tradición cristiana herética que desagrada a Roma y tiene mucho que ver con la tradición cátara, eremítica y templaria. El núcleo de dicha búsqueda en Eschenbach , no es sólo la unión mística con la divinidad como la iglesia convencional ha interpretado , sino que muestra una vía de acceso personal de todo hombre hacia la parte divina que dormita en su interior y como a través de una serie de iniciaciones el ser humano puede descubrir las respuestas finales de su existencia. Desde esta perspectiva el Monasterio de San Juan de la Peña adquiere una nueva luz como lugar de autoconocimiento.
DESCUBRIR SAN JUAN DE LA PEÑA
Lo normal es acceder a San Juan de la Peña desde Jaca en donde nos encontramos con una catedral románica de las más antiguas de España, mandada construir por Ramiro I en 1063 muestra en su simbología todas las claves del mensaje del cristianismo no romano, en especial destaca el crismón un símbolo esotérico y el ajedrezado jacobeo. Desde Jaca en dirección Puente la Reina, encontraremos el desvío hacia Santa Cruz de la Serós un pueblo que creció al amparo del monasterio y que vale la pena visitar por su iglesia. Una vez ascendemos a San Juan de la Peña ya nos damos cuenta de la energía telúrica de dicho lugar, en la ascensión a pie o en coche vemos al buitre leonado dando círculos sobre nuestras cabezas, y en el monasterio en la planta baja, la Sala de los Concilios merece unos minutos de contemplación, de cerrar los ojos y de sentir emocionalmente la fuerza del lugar. No obstante la iglesia mozárabe es una de las joyas estéticas más preciosas, sobre todo vale la pena meditar el misterio de los dos ábsides y su comunicación a través de una pequeña ventana. El claustro románico con su roca natural como techo es sin lugar a dudas la clave del lugar, del maridaje perfecto entre energía telúrica y visión mística. No olvidemos que para el monje de la época el monasterio era una especie de Arca de Noé que lo protegía del mundo exterior violento y que el claustro con los capiteles era su biblioteca viviente y sobre todo la reconstrucción del paraíso terrenal, con fuentes y árboles frutales.
Vale la pena continuar luego por la carretera hasta la cima del monte y llegar a la pradera de San Indalecio y ver el monasterio nuevo de carácter barroco. Precisamente desde allí podemos acercarnos hacia la ermita de San Voto del siglo XVI. Saliendo del Monasterio nuevo justo antes de iniciar el descenso hacia el monasterio viejo, encontramos al lado del oeste una pista asfaltada que conduce a un repetidor telefónico y al tozal de San Salvador, Caminando por esta pista unos 50 mts. descubrimos a nuestra derecha una piedra en donde se marca la senda hacia la ermita; atravesando un sotobosque llegaremos a la ermita que se encuentra justo entre el pinar y los escarpes del legendario monte Pano. El sendero además desciende sinuoso hacia los acantilados del monte justo encima del monasterio viejo con unas vistas impresionantes y vertiginosas. A mi juicio este paraje en el mismo monte Pano, donde Voto tuvo una experiencia paranormal es el corazón estético, místico y telúrico de San Juan de la Peña. Junto a la ermita en soledad podemos realizar una meditación sobre el Grial y su significación en relación con nuestra búsqueda vivencial; para ello podemos utilizar una visualización del ermitaño como figura ancestral mediadora entre nosotros y el Grial.
Tras la decadencia del Imperio romano llegaron a Hispania las tribus germánicas, la tribu que finalmente dominó la región fueron los Visigodos que se habian asentado en el sur de Francia, en alemán su nombre proviene de “Wissen” es decir, eran los godos sabios diferentes de otras tribus, y ciertamente practicaban un Cristianismo druidico que conocemos como arrianismo, incluso después de su forzada conversión al cristianismo oficial por Recaredo los visigodos fueron siempre considerados como protoherejes. Pero habian otras herejías en el norte de Hispania, una de ellas eran los maniqueos que habian huido a España tras la invasión del norte de Africa por los Vándalos y que habian sido anatomizados por San Agustín. En el norte de Espala su presencia influencio al obispo de Avila Pisciliano, que predicó una herejia de carácter gnóstico y maniqueo. Como sabemos Pisciliano fue ejecutado por el Vaticano en Treveris en 385 pero sus seguidores continuaron la expansión de sus ideas por la zona. En el siglo V otra corriente herética peligrosa para Roma fue el pelagianismo que una vez perseguida emigro en parte hacia el sur de Francia y norte de España. Finalmente en el sur de Francia en lo que se denomina hoy Occitania nació siglos más tarde el Catarismo, emparentado con maniqueos, arrianos, priscilianos y pelasgianos, como sabemos el catarismo constituyó tal peligro para Roma que por se creo en las postrimerías del siglo XI la primera Cruzada contra ellos , que fueron aniquilados finalmente en Montsegur después de décadas de resistencia. Dado que catalanes y aragoneses habían ayudado a los cátaros una parte relevante de “los buenos hombres” se refugiaron en el norte de España en Cataluña y Aragón, algo parecido iba a ocurrir tiempo dfespués con los templarios que también buscaron refugio en el norte de Hispania. Las doctrinas gnósticas, cátaras y arrianas con ser diferentes tenían en común una visión muy diferente del Cristianismo oficial, era uun cristianismo influenciado por el paganismo, por visiones dualistas y druidicas en las que lo esencial no era la doctrina dogmática sino la busqueda del yo espiritual de cada hombre y su conexión con la reencarnación. Una tradición avalada por investigadores de la talla de D. Rudloff o H. Mühlestein, nos indica que el rómanico del norte de España estaba influenciado por esta perspectiva mística cristiana y que en dicho arte basado sobre todo en imágenes mitológicas talladas en los capiteles d elos claustros se deja entrever la influencia de estas herejías, sobre todo
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